Quino: un ícono del pensamiento ilustrado
Por Emilio Gola
Una crítica social aguda y las andanzas de una niña con aspiraciones tan idealistas como reflexivas: Joaquín Salvador Lavado Tejón o, simplemente, "Quino", fue de esos autores que saben cómo entregar ese mensaje concreto y revelador sin perder el sentido de la comedia ni la empatía. Nacido en Mendoza en 1932 y fallecido a sus 88 años, dejó un legado imposible de igualar pero indeleble como cualquier nombre de sus personajes.
Originalmente diseñada para una campaña publicitaria, Mafalda es lo primero que viene a la mente al recordar a Quino, así como sus amigos Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Guille. Y en este caso es algo que le hace honor a un artista que dedicó 10 años de su vida a ese título (1963-1973), y que nunca renegó de su éxito por esta y otras creaciones. Es más: en una entrevista con Página/12, confesó que le daba angustia pensar que sus dibujos no iban a estar en el diario del día siguiente.
Leoplán, Rico Tipo, Tía Vicenta, Clarín, Revista Viva, El Mundo, El País y otros medios destacados de la Argentina y el mundo recibieron sus viñetas, siempre en blanco y negro, siempre con el estilo irónicamente refinado que lo caracterizó en Mafalda y en sus múltiples libros de chistes bajo el sello Ediciones de la Flor. A mí no me grite; Sí, cariño; Potentes, prepotentes e impotentes y ¡Qué mala es la gente! son solo algunos de los títulos que recopilaron su arte. La relación entre débiles y poderosos, la fantasía que irrumpe de golpe en la realidad, los discursos hipócritas y la transformación o paralelismo de ciertos conceptos arraigados en la sociedad fueron los principales ejes del autor. En Mafalda, el contexto histórico también jugó su papel.
Gracias a ellos, recibió la Orden Oficial de la Legión de Honor (el galardón más importante del gobierno de Francia para con un extranjero) y el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Además, inauguró la 40° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Mafalda modernizó la estructura del humor gráfico en el país, actualizó el rol de la mujer, se rebeló contra las ataduras de la sociedad y se tradujo a más de 30 idiomas en todos los continentes y su personaje fue "revivido" en un par de oportunidades para campañas con fines benéficos y otros eventos. Incluso tuvo un largometraje animado en 1982 y dos series para TV en las décadas del 70 y 90. El film tuvo diálogos al igual que la primera serie pero, tras cierta decepción del público por las voces elegidas, la saga posterior apareció sin voces. Por otro lado, hubo una serie de seis cortometrajes sobre los chistes de Quino, Quinoscopio, realizadas por el dibujante cubano -y gran amigo suyo- Juan Padrón, quien también falleció este año.
Pero vale aclarar que Quino nunca contó historias, sino escenas. Lo confirmó en una ocasión cuando, en medio de un evento en España (su otra patria, al ser hijo de andaluces) le preguntaron si los padres de Mafalda estarían divorciados en la actualidad. "Para mí son solo dibujos", respondió. En este marco, tuvo que salir a responder que la niña no había muerto aplastada por un camión de sopa cuando algunas teorías empezaron a surgir.
A través de sus creaciones, Quino representó la voz que alentó e hizo pensar a varias generaciones. Es que, desde la década del 50 en adelante, supo desligarse de una mirada nacional para ver problemáticas universales que siguen y, probablemente, seguirán existiendo. Cuando el entendimiento de esos temas parezca difuso, allí estarán su gráfica, globos de diálogo, fantasías y esos rostros pensativos y de gestos bien marcados que nos ayudan a seguir.
Etiquetas: Animación Artículos Ilustración y Comics