TRImarchi: a puro diseño en Da Vinci
En el auditorio de Da Vinci, uno de los congresos de diseño gráfico más importantes del mundo, TRImarchi, tuvo presencia a través de uno de sus fundadores: Sebastián “Acampante” Valdivia trazó un recorrido histórico a raíz del 18º aniversario de la celebración, así como de lo que puede ser su futuro, que ya tiene confirmado su arribo a la Bienal de Diseño de Londres.
“Teníamos 18 y 19 años cuando creamos Trimarchi. Estábamos estudiando en la Escuela de Artes Visuales de Mar del Plata y no teníamos materias o eventos que nos ‘hablaran’ directamente”, empezó Acampante, refiriéndose a su colega en la creación del festival, Pablo “Pacheco” González Díaz.
Los diseñadores decidieron convocar a referentes del sector en un salón de fiestas de egresados de la ciudad costera, para lo cual debieron trabajar la relación con la familia a cargo. “Era muy caro hacerlo, así que, a cambio, le propusimos al dueño ayudarlo con la identidad de las medialunas que quería lanzar al mercado. Nació una buena relación con su familia, que aprobó el evento”.
El primer TRImarchi contó con el animador de la escena de apertura de la película Terminator (1984), quien aceptó ir “porque teníamos resuelto todo”. Las entradas se agotaron de inmediato y los fundadores debieron buscar otros lugares para llevar a cabo la siguiente edición. “Fue algo revelador. Nos dimos cuenta de que nada era imposible”, expresó el conferencista.
“Estuvimos en el Teatro Auditorio. También se llenó y, encima, sobrevendimos. Nos disculpamos vestidos de traje. La gente se rió y aplaudió, lo que hizo cobrar aún más valor al evento”, explicó Acampante. Y completó: “Llegamos al Polideportivo de Mar del Plata. Pero fue un desafío logístico y no podíamos sostenerlo económicamente".
Finalmente, y tras una entrevista con la revista china IdN donde recibieron felicitaciones, TRImarchi siguió adelante en Mar del Plata. “Nos dijeron que era el primer congreso de diseño a nivel mundial. La nota se tradujo a muchos idiomas y fue el caballito de batalla que utilizamos para traer a los artistas que queríamos. Les gustaba la idea de hablar en un estadio y nosotros tomamos la responsabilidad de continuar”, señaló Acampante.
El conferencista indicó que una publicación alemana vino a estudiar el evento, lo que abrió más puertas: “Nos contrataron para trabajos y fue otra forma de sostener el evento. Además, empezamos a dar lugar a fiestas ‘under’ y proyectos mediante una convocatoria. Se potenció la escena y abrió cruces entre ciudades latinoamericanas. Las ferias también se ganaron su lugar y, en 2007, tuvimos un programa de TV en canal A. También convocamos a bandas para tocar en el evento, e hicimos compilados con los que no tocaron”.
TRImarchi viajó hacia Lima, Quito y más ciudades latinoamericanas, y se ganó un lugar en Madrid para exponerlo a modo de charla. Sus fiestas audiovisuales también salieron de gira, y se combinaron con eventos como el festival de cine alemán Pictoplasma.
“Creamos libros para registrar cada edición. También involucramos al público en proyectos. Los dividimos por ciudad y los contratamos como si fueran pares profesionales. Sirve para sacudir un poco a los estudiantes y mostrarles lo que valen realmente”, sostuvo Acampante.
De ese modo, nació el Colectivo TRImarchi, que realiza cruce de equipos artísticos y participó en las presentaciones de productos como las zapatillas Nike Airmax o en proyectos de las marcas Levi’s y Beldent.
Finalmente, llegó el Club de Ocio y Estudios en Mar del Plata. “Nos faltaba un punto de encuentro para el resto del año. Armamos algo para leer, jugar, tener reuniones con clientes, con una membresía gratuita. También hay talleres. Tomó presencia en la ciudad al estar cerca de las facultades de Arquitectura y Diseño Industrial”, contó el diseñador. Y, con vistas al próximo evento, afirmó: “Va a ser en la rambla, y vamos dividirlo por zonas, para que venga gente de otros campos. El año pasado lo probamos y salió bastante bien”.
Para cerrar, Acampante remarcó que el congreso invita a profesores que “rompen con los programas de estudio y los reevalúan”, así como que en un equipo de trabajo hay que “pasar la posta para evitar que sea una pirámide”.
En lo personal, el organizador comentó que su “válvula de escape” a tanto ajetreo eran los cuadernos que llena “semanalmente” o trabajos con, por ejemplo, pueblos originarios. Y concluyó: “Siempre hay que estar dispuestos a observar el caos y las grillas que se forman en la sociedad, que funciona como si fuera un gran instituto”.
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