Un futuro para aprender: la IA y el diseño gráfico
Por Emilio Gola
No es ningún secreto que la Inteligencia Artificial (IA) ya modifica de forma palpable tanto la vida cotidiana como las profesiones. A medida que pasan los años, asistentes personales, aplicaciones, autos y casas se suman a las redes "inteligentes", mientras que conceptos como machine y deep learning se hacen cada vez más familiares. Según un artículo del diseñador y educador Dirk Dallas para el portal Creative Future, el diseño gráfico no escapa a esta realidad, pero ello no significa que sea el fin del trabajo del diseñador.
Tras remarcar que algunas especialidades desaparecerán y otras evolucionarán, el autor indica la importancia del top ten de habilidades de cara a 2020 que surge del último reporte del Foro Económico Mundial. En este contexto, la creatividad, el diseño centrado en la humanidad y la aspiración a seguir aprendiendo durante la mayor parte de la carrera laboral son tres elementos que destacan en una "fuerza de trabajo que cambia rápidamente".
Además, aparecen los cuatro tipos de inteligencia como un ítem de suma relevancia. Acuñados por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, los términos inteligencia contextual, inteligencia emocional, inteligencia inspirada e inteligencia física se interrelacionan y, a la vez, tienen su propio contenido. El primero es el más intuitivo: la inteligencia de tipo contextual implica una mente abierta a opiniones e intereses, así como flexible y adaptable para proponer soluciones que, incluso, pueden no se propias del campo del diseñador.
Por otro lado, la inteligencia emocional permite relacionar los pensamientos y sentimientos de uno con los del resto del equipo de trabajo, permitiendo una mayor colaboración. También conlleva agilidad y resiliencia para quien avance en este sector. Y más beneficios trae la inteligencia inspirada, que entrega la capacidad de ver más allá del simple funcionamiento de las piezas gráficas para captar el sistema. En resumen, logra ver más allá de sí mismo.
Finalmente, la inteligencia física es la que sostiene a las otras: se trata de mantener la salud personal y el bienestar tanto a nivel laboral como humano, lo que concluye en la armonía que el cuerpo tendrá con la mente, corazón y el alma para obtener "un mejor rendimiento en el trabajo" (un poco obvio, pero vale).
En resumen, las habilidades e inteligencias que permiten adaptarse a las disrupciones de la IA derivan en lo que el tecnólogo argentino Santiago Bilinkis llama "centauro", la fusión adecuada entre las capacidades humanas y las de las computadoras. En este sentido, el artículo de Dallas se centra en otros dos autores, Paul Daugherty y James Wilson, quienes proponen una serie de "fusiones" entre hombre y máquina.
"Rehumanizar el tiempo" (reorganizarlo para aprender nuevas habilidades y dejar que los diseñadores cultiven relaciones personales, toma de decisiones y otros proyectos), una interrogación criteriosa hacia las IA y la reimaginación de los procesos de trabajo son algunos ejes de la propuesta de los escritores. Estos conceptos no están reñidos con las habilidades del top ten 2020 y posibilitan que el diseñador no sea esclavo de una IA, sino que se complemente con ella.
La conclusión del texto refiere a cómo pueden entrar en juego estas skills en la vida de cada uno. Tal vez un profesional necesite avanzar en inteligencia emocional, o uno que entienda a los clientes requiera mejor comprensión de lo que puede hacer una computadora por él para optimizar el tiempo de desarrollo. La IA y el diseño deben ir de la mano con el fin de llegar a un trabajo equilibrado y que no elimine la creatividad, sino que le dé una vuelta de tuerca a su significado.
Etiquetas: Diseño Gráfico Sistemas